EL EXPLORADOR REGRESA A PALACIO
Señor mío:
Ella hace visibles los hilos del amor.
Ella es hermosa y libre y dulce
y pronuncia palabras celestes
con las que desviste a la penumbra
y la convence de su error.
Ella se enreda con las fieras
y les habla de la piel de la tarde.
Señor mío, os lo ruego:
Si lo tiene,
no recuerdo su nombre,
pero
ella no debería morir nunca
ni tampoco sufrir ningún daño.
José María Gómez Valero
Un poema del libro "La mano en el fuego. Poesía íntegra", de Juan Antonio
Bermúdez
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Un poema del libro "*La mano en el fuego. Poesía íntegra*", de *Juan
Antonio Bermúdez*.
Hermoso mensaje
ResponderEliminarhacer sitio a la hermosura, he ahí una herida
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