lunes, 7 de diciembre de 2009

viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Adiós a la resistencia?


Desaparece la web del medio millón de euros
 
Una campaña publicitaria omnipresente llamó la atención de los gaditanos hace ahora un año. Avenidas y marquesinas lucían provocativos escritos: «Queda abolida la libertad de expresión»; «queda restablecida la pena de muerte».
La sorpresa inicial desembocó en polémica política. Esos mensajes retadores formaban parte de una iniciativa del Ministerio de Igualdad, dirigido por Bibiana Aído, a través del Instituto Nacional de Juventud (Injuve), encabezado por el también gaditano Gabriel Alconchel. El nombre de la idea era Resistencia2012.
Su objetivo, según la web que formaba, hasta ayer, el epicentro de las actividades, era «hacer visible lo que piensa y dice la juventud, darle un enfoque distinto a otras formas de expresión y proyectos en el Bicentenario». Es decir, se trataba de darle una herramienta a los jóvenes en internet para que participaran en el aniversario de la Constitución de Cádiz de 1812. El Ayuntamiento la criticó por considerar que «incitaba al vandalismo» y alentaba el grafiti. Representantes del PSOE contestaron airados: «La que llena Cádiz de pintadas es Teófila Martínez con tantas vallas».
Tras una semana de dimes y diretes bipartidistas, la iniciativa se presentó por todo lo alto. Fue el 21 de diciembre de 2008. La calle Ancha se llenó de jóvenes voluntarios que representaban a los potenciales usuarios de la nueva web. La comitiva, vestida con monos blancos, desembocó en el Oratorio de San Felipe Neri. El templo acogió un acto presidido por Aído, Alconchel y Gaspar Zarrías (aún responsable del Consorcio del Bicentenario como consejero de Gobernación) con profusa cartelería y gran dotación audiovisual.
Según declaraciones públicas de la ministra de Igualdad en ese evento, la campaña centrada en la web (creada por la empresa madrileña Artempus Factory) y la parafernalia a su alrededor contaba con un presupuesto de 450.000 euros.
Un año después...
Ha pasado un año y el resultado de la iniciativa, del desfile y de esa inversión de casi medio millón es llamativo. Ayer, la web, llamada a servir de punto de comunicación entre jóvenes para fomentar la participación política, tenía colgadas tres noticias. Dos de ellas, de diciembre de 2008, hacen referencia a la presentación en el Oratorio. La tercera, colgada el 30 de abril de 2009, detalla los premios de periodismo joven de La Pepa. Nada más.
Los comentarios de los internautas tampoco aportan actividad. A las 13 horas de ayer, sólo figuraban 95 mensajes. El más reciente fue publicado el 25 de enero. Desde entonces, nada. En cuanto a vídeos, sólo aparecía uno: el spot publicitario que anunciaba la idea y la web. Fue colgado en diciembre de 2008.
Minutos después de que el área de Comunicación del Injuve fuera preguntado por la inactividad de la página www.lapeparesiste.org -elemento fundamental de la campaña Resistencia2012- ya era imposible acceder. Había quedado cerrada. Fuentes oficiales del Injuve tampoco aclararon esta fulminante -quizás temporal- desaparición. Ni siquiera pudieron explicar por qué era visible antes de preguntar por sus contenidos y no después.
El instituto promotor de la idea se limitó a matizar que, como institución, sólo aporta 50.000 euros al presupuesto general. Su portavoz defiende que aún está vigente la idea de «difundir los valores constitucionales entre la juventud». Asegura, además, que el programa de actividades que sigue adelante incluye el premio periodístico mencionado; una carrera de atletismo, la Noche en Blanco que hoy acoge el Festival de Música Española (aunque en la programación inicial esta prevista una noche independiente) y unos talleres de nuevas tecnologías que se celebrarán en diciembre en la sede de Unicaja.
 
Pepe Landi en La Voz 
(y aquí lapeparesiste)
(más info aquí -no se pierdan la invitación del comentario)


jueves, 19 de noviembre de 2009

El batallón Mackenzie-Papineau


Este año se cumplieron 70 años de la disolución del Batallón de Internacionalistas canadienses Mackenzie-Papineau, que luchó en la defensa de la República en suelo español durante la Guerra Civil. Siete decenios de lo que fuera la relación más honorable que hayan tenido como naciones Canadá y España en su historia. Pero es una historia que se ha ocultado y se ha tratado de olvidar, incluso aunque viva en algún libro, en la memoria de veteranos y familiares y en la gente de izquierda de este país y de España.

Sobre la historia de los Internacionalistas canadienses del Batallón Mackenzie-Papineau que pelearon en la Guerra Civil española en favor de la República se han escrito cuatro libros, el último y quizás el más completo fue el de Michael Petrou, que incluye entrevistas a sobrevivientes del Batallón, además de documentos de la Internacional Comunista en Moscú y materiales de la Policía Federal canadiense.

La historia de los brigadistas canadienses comienza cuando la Unión Soviética, la única en hacerlo, ofrece su ayuda al Frente Popular de España, que había sido democráticamente elegido al gobierno en 1936. El Frente Popular estaba enfrentando un golpe de estado, agredido por fuerzas nacionales y fascistas encabezadas por el general Franco. La Unión Soviética se solidariza con el Frente Popular. Otras naciones, incluido Canadá, no le prestaron asistencia alguna a la naciente República española y su legítimo gobierno, sino que hasta prohibieron la solidaridad de los canadienses con ella. Mientras Hitler y Mussolini habían comenzado a enviar hombres y materiales de guerra a las fuerzas fascistas de Franco en España, el mundo le niega toda ayuda solidaria a la República.

Los primeros canadienses que viajaron a luchar en defensa del gobierno español legítimo se enlistaron en el Batallón Abraham Lincoln y en el Batallón George Washington y partieron desde los Estados Unidos. En cada batallón iban 44 brigadistas canadienses. En abril de 1937 el gobierno canadiense aprueba una ley que prohíbe a cualquier ciudadano canadiense participar en guerras en el extranjero, y además prohíbe la exportación de armas. La ley dejaba muy mal parados a los brigadistas solidarios que, para salir del país, tenían que inventar falsos pretextos y mentir.

Los postulantes a las Brigadas eran muchos y se reunían en Toronto, donde eran seleccionados más que nada en base a su historia personal de participación y al trabajo político hecho en la izquierda. Mas del 60 por ciento de los elegidos fueron mayores de 30 años de edad. Los brigadistas canadienses eran trabajadores, a diferencia de los británicos y de los estadounidenses que eran mayormente estudiantes e intelectuales. Eran obreros que habían experimentado ya la persecución en su país en los tiempos de la Gran Depresión y muchos de ellos conocían por experiencia propia el encierro en los campos de trabajo (Relief Camps).

Más del 75 por ciento de los brigadistas canadienses eran miembros del partido Comunista de Canadá, los demás eran socialistas del CCF , liberales del partido Liberal y algunos no tenían filiación partidista. Los brigadistas entendieron muy bien lo que significaba el conflicto en España, sabían la repercusión que podría tener en el mundo; se enfrentaban al fascismo naciente. Comenzaron su viaje desde los puertos de Montreal y Nueva York, de allí partían a Francia y cruzaban a España. Además de los brigadistas, otros grupos progresistas apoyaron desde Canadá la lucha de la República española contra el fascismo a través de los “Comités de apoyo a la Democracia española”.

Desde Francia, los brigadistas cruzaban los Pirineos a pie, muchos sin calzado adecuado. Recibían un mínimo de instrucción militar en Albacete, a 250 kilómetros de Madrid. Se integraban entonces a la XV Brigada Internacional. Su primera acción en la guerra tuvo lugar en Jarama, cerca de Madrid, entre febrero y junio de 1937. Allí perdieron nueve hombres. Luego, dos meses después, se forma el Batallón Mackenzie-Papineau, bajo el comando de Edward Cecil-Smith, periodista, escritor y sindicalista de Montreal. Es el tercer batallón de la XV Brigada Internacional. En febrero de ese mismo año la Liga de Naciones prohíbe la participación de voluntarios extranjeros en la Guerra Civil de España -había ya unos 1.200 canadienses involucrados en el conflicto armado-.

El Batallón Mackenzie-Papineau fue el de contingente más numeroso, siguiendo al de Francia, en proporción a la población de ambos países. Participaron en las batallas de Aragón, entre agosto y octubre de 1937, de Teruel en diciembre del mismo año y abril de 1938, y del Ebro, Cataluña, entre julio y septiembre de 1938. Los brigadistas canadienses lucharon con gran entusiasmo y disciplina, pese a la adversidad de que el enemigo que enfrentaban contaba con el apoyo de Alemania nazi y de la Italia fascista, aparte del apoyo tácito del resto de las naciones occidentales que nada hicieron en favor de la República española sino que al contrario trataron de evitar le llegara cualquier ayuda solidaria.

Las victorias fueron pocas; la derrota final incluye una retirada masiva a fines de 1938. El 21 de septiembre el Primer Ministro español Juan Negrín obliga a las Brigadas Internacionalistas a abandonar el país. Lo hace en parte porque ve el final inevitable y en parte porque, quizás muy inocentemente, piensa que al hacerlo Hitler y Mussolini puede retiren su apoyo al Frente Nacional de Franco. El Batallón Mackenzie-Papineau deja de existir en enero de 1939, y los brigadistas canadienses abandonan España. Seis meses después cae Madrid, consolidando el triunfo fascista y el principio de la dictadura de Franco -Caudillo de España por la gracia de Dios, que ha de durar desde 1939 hasta 1975.

Cuando Stalin firma su pacto con Hitler en agosto de 1939 en Moscú, la idea era prohibir a los comunistas luchar contra las tropas nazis, pero muchos veteranos del Batallón Mackenzie-Papineau ignoraron esta orden y se enlistaron en la resistencia francesa. La Resistencia francesa, durante la Segunda Guerra Mundial, incluyó entre los suyos al comandante del Mackenzie-Papineau, Edward Cecil-Smith.

De los 1.546 canadienses conocidos que lucharon en la Guerra Civil de España, 721 perdieron sus vidas, cifra no muy exacta. Los sobrevivientes brigadistas encontraron dificultades en volver, se las puso el gobierno canadiense que los había catalogado antes como “prematuros antifascistas”. Algunos fueron arrestados en Francia e incluso al retornar a Canadá en diferentes tiempos. La policía federal canadiense los investigó, catalogó de “politicamente sospechosos” y se les negó hasta el empleo durante mucho tiempo.

Los canadienses que murieron luchando en la guerra civil de España no fueron incluidos en el Libro de Conmemoración en la Torre de la Paz y su sacrificio no es conmemorado aún en las ceremonias del día de los veteranos de guerra, que se celebran cada año el 11 de noviembre. No se les otorgó tampoco ninguno de los beneficios que reciben los veteranos de guerra. Pese al olvido que se ha tratado de imponer desde el poder, se les han levantado dos monumentos en Canadá, uno está en Victoria (British Columbia) y el otro en la capital, Ottawa. Se incluyen allí los nombres de los 1.546 voluntarios brigadistas y entre ellos figura el Doctor Norman Bethune, uno de los pocos brigadistas que ha recibido algún reconocimiento por crear una unidad médica móvil en los campos de batalla. Es el mismo Bethune revolucionario que fue un héroe durante la Revolución China, miembro del ejército de Mao, y murió en la región de Tang en 1939.

España parece hoy distante de la Guerra Civil y de Franco -su nombre prohibido en referencias públicas desde el 2007, sus estatuas retiradas o en plan de ello, el generalísimo retirado de las calles, sus memoriales y sus símbolos prohibidos o en retirada-. Está claro que esto se debe no sólo por sus numerosísimas violaciones a los derechos humanos sino también por su fascismo, sus visibles vínculos con Hitler y Mussolini.

Lejanos están también, sin embargo, los otros, los que motivados por principios e ideales de solidaridad, y en condiciones bastante precarias, lucharon contra Franco y el fascismo. Aquellos que cruzaron el océano para hacerlo y alistaron su corazón para morir en el conflicto, en el que efectivamente una mitad de ellos perdería la vida. Hoy Canadá y España pertenecen al “club de los países desarrollados,” club al que muchos aspiran en el mundo. Se llaman a sí mismos democráticos aunque cumplen compromisos imperialistas sin protestar, invadiendo pueblos pobres y gentes que luchan con lo que tienen puesto. Pero se jactan de alguna forma luego de hacerlo diciendo estar promoviendo la democracia y la paz en el mundo.

Ha muerto la España republicana de los años 30, ni ella ni la Europa occidental de hoy son las de entonces. Aunque su futuro sea hoy incierto, cuentan sus ciudadanos con beneficios provistos por el estado de bienestar social. Son beneficios que tienen pero que sus gobiernos no permiten tengan sus parientes europeos pobres en el Este. Allí en el Este el fascismo crece, se trata de un fascismo que la Europa moderna tampoco condena, ni aún cuando comienza a implementar con energía su propia inquisición.

Es que hasta hoy el totalitarismo no ha sido cuestionado en realidad más que desde la izquierda verdadera. Por lo demás se ha construido sobre el totalitarismo como si nada, y vive debajo de toda esa estructura, está tangible, lo trasmiten los medios de comunicación cuando veneran el éxito económico y el consumismo y cuando culpan del crimen y la crisis a inmigrantes y minorías visibles.

Entonces me viene a la memoria un adolescente asturiano que a principios del siglo 20 abandonó su tierra y cruzó el mar para llegar al sur de América. Mi abuelo inmigrante que, sin hacer fortuna, vivió una vida tranquila y sin persecución ni culpa, nadie lo cuestionó por emigrar en busca de una vida mejor. Son pocos hoy los que en España defienden los derechos de los inmigrantes y solidarizan con los pueblos del tercer mundo, no me cabe duda que quienes lo hacen son la mejor gente.

Durante el largo y oscuro reinado de Franco, la represión y la manipulación ideológica se encargaron de controlarlo todo. Miles fueron asesinados inmediatamente -otros luego en las tres décadas y más de fascismo-. Entre los muertos uno asesinado en 1940, presidente de la Generalitat de Cataluña, Lluis Companys, capturado luego de la caída de la República por la Gestapo en Francia y devuelto a Franco que lo ejecutó sumariamente, dijo: “Matan aquí a un hombre honorable. Por Cataluña”.
No se equivocaba. Recorriendo pintorescos caminos en Sant Gregori, con su calle en honor a Companys, o en Besalú, un castillo medieval donde se enfrentó la República con el Fascismo en Cataluña, aprecio en silencio el esfuerzo de esos internacionalistas que lucharon y murieron con honor. De todas partes llegaron, se convocaron en España a defender la República y el honor en nombre de todos. Lucharon ayer y luchan hoy contra quienes con falsos símbolos defienden las más oscuras tradiciones del totalitarismo y la opresión.

Mario R. Fernández, en Rebelión

(más info aquí y aquí)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Storia disinvolta de las guerras de Indochina (II)

Tres hermanos, el tío Ho y el tío Sam
(Laos)


 
Hermanastros.
Vástagos de la familia más importante de Laos después de la real.
Protagonistas, en diversos frentes, de la “lucha de los treinta años” (1945-75) y de la independencia del país.

Phetxarāt Rattanavongsā.
El mayor de los tres. Ingeniero, diplomado en la Escuela Colonial de París, ha estudiado también en Oxford. De regreso a Laos, entra en la administración colonial, en la oficina del Résident Superieur (gobernador) de Vientiane. Le apasiona la historia de su país, ya reino de Lang Xang (el millón de elefantes). En 1923, a los 22 años, se convierte en Inspector Indígena de asuntos políticos y administrativos: en perjuicio de los muchos vietnamitas, aumenta el número de laosianos en la administración y procura distinguir entre la identidad y los intereses de los dos pueblos, poniendo restricciones a la inmigración desde Vietnam. Es una empresa ímproba, que consigue sólo en parte.
Phetxarāt es muy respetado, tiene un carisma que se percibe a primera vista. Corre el rumor de que tiene poderes sobrenaturales. Sus rasgos delicados y claros, coronados por una alta frente, reciben el toque final de unos bigotes muy bien cuidados, comenta un visitante americano.
Antes y durante la ocupación japonesa, ocupa el cargo de primer ministro del reino de Luang Prabang.
Tras la derrota de los japoneses fundará el Lao Issara (Laos Libre), y conducirá el primer experimento de gobierno nacionalista, hasta la reocupación francesa y la fuga a Tailandia (1946).

Suvanna Phouma.
El hermano de en medio. También él ingeniero. Calmado, reflexivo incluso flemático. Huirá a Tailandia, pero regresará a Laos en el 49. Es el hombre de las mediaciones imposibles, neutralista convencido, un estómago a prueba de bombas le permite encontrarse con todos, rusos, chinos, americanos (a menudo irritando a estos últimos con aperturas hacia la izquierda), y hasta el hermano ingeniero más joven...

...Sūphanuvong.
El príncipe rojo, impetuoso y radical. Tiene nueve años menos que Phetxarāt, y está casado con una vietnamita simpatizante de Ho Chi Minh. Los adversarios políticos insinúan que su adhesión al marxismo se debe a la influencia de su consorte: cómo es posible que un príncipe Lao se convierta en comunista por propia voluntad. La insinuación se funda en dos típicas disonancias cognitivas de la cultura laosiana: la mujer intrigante y el complot vietnamita. Fundará y conducirá el Pathēt Lao (La tierra de los Lao), movimiento de izquierda aliado del Vietminh, que en 1975 tomará el poder instaurando la República Democrática Popular de Laos. Sūphanuvong será el presidente, símbolo viviente de la cohesión nacional, bisagra entre el pasado y le presente, entre la monarquía y el socialismo.

Tras haber ocupado el país en marzo-abril de 1945, los japoneses convencen (¿a punta de katana?) a Sīsāvangvong, rey de Luang Prabang, para que proclame la independencia del reino. Sīsāvangvong es un hombre ya viejo, de físico decrépito, baqueteado de acá para allá por una quincena de mujeres.
Phetxarāt está dispuesto a colaborar con los japoneses, y es confirmado como primer ministro.
En los años de la ocupación nipona, en toda el Asia suroriental se desarrolla un sentimiento nacionalista. Miembros de las elites como Phetxarāt en Laos y Sukarno en Indonesia utilizan para sus propios fines la propaganda antioccidental y panasiática de los ocupantes, trabajando bajo el agua, preparados para la aprovechar la ocasión.
En Laos, al contrario que en el resto de la zona, se forma además una Resistencia franco-laosiana, que se esconde en los bosques y combate a los japoneses: cinco brigadas subdivididas en 26 compañías, en total cerca de 200 franceses y 300 laosianos.
Existe además una guerrilla antijaponesa, antifrancesa y antivietnamita, el Lao Sērī ("Laos Independiente").
Grande es la confusión en el ex­-Reino del millón de elefantes y el paraguas blanco. Tras la rendición de los japoneses, el nacionalismo laosiano permanecerá dividido entre los que han explotado la ocupación japonesa en clave nacionalista (Phetxarāt), quien ha combatido a los japoneses con las armas en la mano (Lao Sērī), quien se apoya en el Vietminh (Sūphanuvong) y quien por el contrario teme su influencia (emblemática la frase de Suvanna: Soy un buen amigo de los comunistas de otros países, pero no me gusta tenerlos en casa).

Además, Laos está dividido en varios reinos y principados, desgarrado por conflictos étnicos, políticos y dinásticos.
¿Cómo se puede hablar de comunidad nacional? Ni siquiera existe una organización como el Vietminh, capaz de aprovechar hasta el fondo el vacío de poder.

Los japoneses se rinden a los Aliados el 15 de agosto de 1945. Según los acuerdos de Postdam, al norte del paralelo 16º entregan las armas a los chinos, al sur a las tropas de la Commonwealth. En los acuerdos no se menciona a Francia, pero Washington asegura a De Gaulle que no se opondrá a la reocupación.
En el norte los franceses no tardan en moverse. El rey Re Sīsāvangvong da la bienvenida al coronel Hans Imfeld, nuevo comisario interino del gobierno francés en Laos, y (sin necesidad de ninguna pistola en la sien, se comprende) anula la declaración de independencia hecha bajo los japoneses.
A mitad de septiembre, gracias a la mediación británica y a la colaboración de las elites del sur, los franceses ponen en marcha la reocupación militar del pais.
En el Laos central fuerzas independentistas controlan una parte del territorio, gracias sobre todo a la presencia de vietnamitas armados.
El 27 de agosto Phetxarāt libera Vientiane de los japoneses y se opone al regreso del Résident Superior francés. Una compañía de franceses intenta entrar en la ciudad pero es rechazada por una muchedumbre armada, compuesta en su mayoría por vietnamitas. Los ciudadanos franceses internados son liberados pero expulsados a Tailandia. Más al sur, otras milicias independentistas ocupan las ciudades de Savannakhēt y Thakhaek.
Entre agosto y septiembre se forma el Lao Issara. Su líder político es el mismo Phetxarāt, que el 2 de septiembre propone al rey declarar la unidad e independencia de Laos.
Sīsāvangvong le responde que ahora el país ha vuelto bajo la protección de Francia.
El 15 de septiembre, Phetxarāt aprovecha la declaración de independencia de Vietnam y proclama la unificación de Luang Prabang con las provincias meridionales y la independencia del nuevo estado.
De hecho, Laos pulula de vietnamitas simpatizantes del Tío Ho. En las ciudades de Vientiane, Thakhaek y Savannakhēt, los vietnamitas son además la mayoría, tienen grupos paramilitares bien organizados, odian a los franceses y presionan al Lao Issara pese a que muchos nacionalistas laosianos no ven con buenos ojos su presencia organizada en el país.
A finales de septiembre, la China de Chiang Kai Shek envía a Laos la 93 división del ejército nacionalista, una horda de langostas humanas. Sobre el papel, entran en Laos para recibir la rendición de los japoneses, pero en realidad su objetivo, además del saqueo, es obstaculizar el retorno de los franceses.
En Vientiane, Phetxarāt les da la bienvenida. En Luang Prabang desarman al pequeño contingente francés. Thakhaek y Savannakhēt son ocupadas por una coalición del Lao Issara, vietnamitas y chinos.
Las diferencias entre el rey y Phetxarāt culminan en una recíproca deslegitimación: Sīsāvangvong despide a Phetxarāt como primer ministro y uparat (virrey); Phetxarāt convoca entonces una comisión popular que confirma la independencia del país, promulga una constitución provisional e instala un nuevo gobierno.
Para Sīsāvangvong, que recibe órdenes de Imfeld y de De Gaulle en persona (vía telégrafo), es todo claramente ilegal. Phetxarāt es convocado de urgencia a Luang Prabang, pero no va, es más, declara que el rey está oficialmente depuesto.

¿Y el príncipe rojo?
Sūphanuvong se convierte en ministro de infraestructuras y comunicaciones, pero no se encuentra en Vientiane: está en Vietnam desde la rendición japonesa. Es más, está en Hanoi el día de la declaración de independencia, se reúne con Ho Chi Minh y discuten sobre el apoyo del Vietminh al gobierno del Lao Issara
A primeros de octubre vuelve a Laos, escoltado por doce soldados del Vietminh con ropas laosianas. En Savannakhēt la comunidad vietnamita lo acoge festiva. Allí forma las filas del Ejército por la Liberación y Defensa de Laos, en el que cada tarea militar es cubierta por un Lao pero bajo el control de un supervisor del Vietminh.
Sūphanuvong es el comandante en jefe.
A finales de mes vuelve a Vientiane: pide a su hermano Phetxarāt el Ministerio de Defensa, pero obtiene el de Exteriores, mientras Suvanna se ocupa de Fomento.
Gracias a las presiones de Sūphanuvong, el gobierno del Lao Issara firma un tratado de alianza con la neonata República Popular de Vietnam.

El primer objetivo del gobierno es hacer valer su propia autoridad. El 13 de noviembre se decreta la ley marcial, y comienza la reocupación de vastas regiones de Laos.
En la segunda mitad del mes, los franceses son expulsados de todos los centros administrativos del Laos septentrional, con la excepción de Luang Prabang, donde sin embargo una gran manifestación popular obliga al rey a someterse a la autoridad del Lao Issara y a cortar cualquier relación con Imfeld.
Pero el Lao Issara es débil, depende de la presencia de los chinos y del apoyo del Vietminh. Además, gobernar es difícil cuando no existe personal administrativo cualificado y la caja del Tesoro está vacía. No hay siquiera dinero para imprimir panfletos y contrarrestar la propaganda trasmitida por los franceses.
Tres ingenieros intentan construir un puente sin pilares, con los dos extremos apoyados en la nada.

A inicios del 46 parece claro que los franceses no pretenden renunciar a Laos: los ingleses se han ido y Francia está negociando con China el retiro de la infame 93 división.
El 6 de marzo Ho Chi Minh firma el modus vivendi con Francia, que prolonga la tregua en Vietnam. Los franceses pueden concentrarse en Laos.
El Lao Issara tiene las horas contadas. Xiang Khuang y las provincias meridionales caen casi enseguida. En Thakhaek, el terco Sūphanuvong decide resistir, a cargo de una fuerza mixta y mal armada de laosianos y vietnamitas. Los franceses atacan el 21 de marzo con aviación y artillería pesada. Entre los hombres de Sūphanuvong se cuentan mil muertos, muchos civiles son alcanzados por las ametralladoras cuando atraviesan a nado el Mekong para refugiarse en Tailandia.
El propio príncipe rojo resulta herido grave cuando un avión dispara sobre su barca.
Trescientos supervivientes huyen a Vientiane. Entre los atacantes se cuentan sólo 19 muertos y veinte heridos, pero como venganza todo el barrio vietnamita es arrasado hasta los cimientos.
Vietniane cae el 24 de abril, Luang Prabang a mitad de mayo. Todo el gobierno del Lao Issara, más de dos mil personas entre familiares y colaboradores cercanos, huye a Tailandia. Escapan también miles de vietnamitas, y las ciudades sobre el Mekong quedan desiertas.

El rey Sīsāvangvong expresa a los franceses su propia gratitud, fidelidad y afecto.
Se forma un nuevo ejecutivo controlado por los franceses, denominado Gobierno Real Laosiano.
En agosto Luang Prabang queda unido al resto del país bajo la bandera de una monarquía constitucional regida por Sīsāvangvong. Todo, en el ámbito de la sempiterna Unión Francesa.
El verdadero poder permanece de todas maneras en manos de los excolonizadores, que controlan directamente la política exrterior, la defensa, las aduanas, el correo, la industria minera, etc.

Entre tanto, ¿qué hacen los exiliados del Lao Issara?
¿Cuáles son las relaciones de los tres príncipes independentistas?
Phetxarāt Rattanavongsā es presidente del gobierno en el exilio.
Suvanna Phūmā es vicepresidente.
Sūphanuvong es ministro de Exteriores y comandante en jefe del ejército independentista. En julio de 1946 retoma el contacto con el Vietminh y alcanza Hanoi.
Ho Chi Minh está  Fontaineblau. Entre mil y una dificultades prosigue el armisticio entre Francia y la República Popular de Vietnam. Pero la tregua no vale para el Lao Issara, es más, es una cacería de hombres, y diversos guerrilleros se refugian en Vietnam, donde reciben adiestramiento y apoyo logístico.
En el Laos septentrional el último bastión antifrancés, Ban Huayxay, cae sólo el 23 de septiembre de 1946. Después de esta fecha, toda la guerrilla será dirigida desde Tailandia, donde el hombre político más importante es Pridi Phanomyong, ex regente, ya líder de la resistencia antijaponesa Thai Seri (Tailandia independiente). Pridi detesta a los colonialistas franceses, y deja que el Lao Issara use los territorios a lo largo del Mekong para organizar correrías más allá del límite natural entre los dos estados.
En el noreste, la situación es más confusa. Los franceses han retomado Xam Nua y Phongsālī, pero los choques continúan. En el combate contra el Lao Issara están además los Hmong, minoría étnica que los laosianos llaman con el despectivo Meo (salvajes), capitaneados por Tūbī Līfung.
Tras haber consultado con los dirigentes Vietminh, Sūphanuvong regresa a Tailandia para convencer al resto del gobierno (en la práctica, sus hermanos): no es posible continuar la lucha sin estrechar lazos con Vietnam.
A este propósito se forma, con la bendición del Vietminh, el Comité para la Resistencia Lao en el Este (donde por Oeste se entiende Tailandia).
El responsable de las relaciones con el Vietminh es Kaisōn Phomvihăn, que en el 75 se convertirá en primer ministro.


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Lo leído es una traducción libre de parte del libro 'Asce di guerra', firmado por Vitaliano Ravagli y Wu Ming. la imagen de Sūphanuvong está tomada de www.vientianetimes.com y el mapa de utexas.aquimapas.com. El que suscribe se propone ir colgando -a la manera de una novela por entregas- la traducción, siempre libre-limitada-acientífica, de los capítulos que se refieren a las llamadas guerras de Indochina. Se aceptan consejos, críticas y todo tipo de aportaciones. Salud.
* aquí el prólogo 

Altai, la nueva novela de Wu Ming


¿Qué significa la aparición de un arcoiris cuando no ha llovido y el aire es seco y límpido?
Es cuando la tierra va a temblar, y el mundo entero vacila.
Quince años después del epílogo de Q.
Venecia. Anno Domini 1569. Un estruendo sacude la noche, el cielo es rojo y carga sobre la laguna. Es el Arsenal en llamas, se abre la caza del culpable. Un agente de la Serenísima huye hacia Oriente, perdido, "el alma dada la vuelta como unos pantalones bombachos". Constantinopla será el atraque. En la cima de la potencia otomana conocerá a Giuseppe Nasi, enemigo y espantapájaros de Europa, poderoso judío que desde el Bósforo lanza un desafío al mundo y a dos milenios de opresión.
Mientras, en los confines del imperio, otro hombre comienza su viaje, hacia una última cita con la Historia. Lleva en el cuello una moneda, recuerdo del Reino de los Locos.
Ecos de revuelta, intrigas, choque de civilizaciones. Nuevas máquinas desencadenan fuerzas inesperadas, acosan al tiempo y lo hacen huir. Nicosia, Famagosta, Lepanto: hombres y naves se apresuran al choque final.


(mucho más aquí)


* traducción libérrima del original italiano, disculpen los errores, siempre debidos a la torpeza y la premura propias.

martes, 10 de noviembre de 2009

Todo se entiende sólo a medias en Chiclana



La Palabra Itinerante nos (re)visita. Este jueves nos traen a Chiclana su obra Todo se entiende sólo a medias, será en el Teatro Moderno a las 21.00 horas.
Altamente recomendable para teatrines, escritoirs, plumillas, musicians, gentes vivas en general y gentes que quieran resucitar.
Mucha más información, aquí

martes, 3 de noviembre de 2009

Hassan y Chapu mano a mano

Todo es extraño en el bar a medianoche. El jefe recibe al redactor sentado en una silla destartalada de metal y falsa piel con ruedas que un día fue parte de una oficina. «Para ti esta, que es de cantaor». Están ustedes en una rebotica sideral con las vigas de cemento del techo al aire, dos escobas tiradas, cajas de refresco apiladas sin mucho orden y un palo de billar roto sobre un suelo de baldosas que han vivido mejores tiempos. Es la trasera del Cambalache, templo apócrifo de la bohemia del jazz de Cádiz y de la intelectualidad más o menos golfa que antes de final de año cumplirá un cuarto de siglo. Hassan (Casablanca, 1959) posa el cenicero sobre un arcón nevera que hace de mesa de despacho. «Tú dirás», dice con voz ronca y sonrisa de Simbad. Desde el otro lado de la puerta llega el rumor de voces y risas con una trompeta que podría ser la de Dizzy Gillespie.
-¿Qué hace un hombre como usted en un lugar como este?
-Bueno, soy el jefe de esto, aunque no mando… Por eso funciona, creo. Yo vine a Cádiz con 18 años a estudiar Náutica y…
-¿Le enviaron sus padres?
-Mi familia es toda de gente de mar, y yo estudiaba Náuticas en Agadir. Vino el ministro de Pesca marroquí y dijo que los primeros cinco irían a Cádiz becados. Me puse a estudiar como un loco y fui el primero de la promoción.
-¿Se quedó por negocios?
-Por ella. Cuando estaba estudiando aquí conocí a Isabel, la mujer de mi vida con la que tengo tres hijos. Estuve un tiempo navegando en Canarias y Cádiz, pero cuando conoces a una mujer así, ya no piensas en el mar. Dices: «esta piba me la van a levantar los buitres de Cádiz». Empiezas a buscar una manera de vivir junto a ella y así nació Cambalache. Yo iba a tener una mujer en cada puerto, como Simbad, pero…
-¿Cómo empezó todo?
-Era el año 1984, antes de Navidad, sobre estas fechas. ¡Hace 25 años! Y comenzamos pinchando con mi cuñado Los Ilegales y esas cosas que ahora llaman Música de los 80. La gente bailaba mucho, pero era demasiada música para mí. Quería más tranquilidad, así que comenzamos con café-teatro… y llegó el jazz. Venían los maestros, la primera generación del jazz de Cádiz. Chano Domínguez, Alfonso Gamaza, que en paz descanse, Manolo Perfumo… Estaba sólo La Chimenea y era muy pequeño. Yo les daba lo que podía. 2.000 pesetas. Venía la gente joven a escucharlos y otros mayores y eso se ha mantenido con el tiempo, con otras generaciones de músicos. Ellos piden para pagarse los gastos y echar un buen rato y si no hay gente, no me piden dinero.
-¿Cuál es el secreto del Universo Cambalache?
-Nunca he pensado en crear algo único o distinto… Eso lo creó la gente. El jazz no vende en un disco, hay que escucharlo en directo, pero no da dinero. Tiene magia, pero todos los grandes músicos han muerto pobres o borrachos. Muchos días vienen cuatro gatos, pero no me importa porque los gastos son muy pocos y puedo pagar a los grupos.
-¿Algún momento glorioso?
-Recuerdo el bar abarrotado. Tocaban Chano Domínguez, Alfonso Gamaza, Tato Macías y Manolo Perfumo. La gente estaba en el bar, en la calle, jarreaba y ellos con los paraguas aguantando en silencio. Shh… Amoascuchá!
-Su historia de inmigración es un éxito. ¿Cómo asiste al drama del Estrecho?
-Lo veo muy mal. Nunca tendrían que haber existido esas muertes. Antes, cuando yo era adolescente, los chavales con dinero venían a Europa a trabajar. Iban a Francia, a Bélgica, se buscaban la vida y si les iban mal las cosas, volvían al lado de su madre, orgullosos. Ahora, con los visados, tienen que pagar una patera. Si no mueren, llegan sin dinero, se echan a perder aquí. No pueden volver por vergüenza y eso es un drama.
-¿Cómo lleva el tema del sonido?
-Yo nunca he molestado a nadie, pero hay gente que se ha dedicado al directo cobrando entradas, con copas caras, para sacar dinero. Y la gente venía aquí, por costumbre, por lo que sea. Han tenido envidia y he tenido que dejar de dar música en directo. Ahora he insonorizado más y los papeles están en el Ayuntamiento.
-¿Cómo ha cambiado Cádiz en los últimos 25 años?
-Mucho. Ahora hay más leyes. No sé si vamos a terminar en una dictadura democrática de las leyes. De todas maneras, Cádiz es como el jazz: improvisa mucho.
-Alladin, Casablanca, Moracinho, Obama… dicen que el suyo es un romancero jazz, pues tiene distintas variaciones sobre la misma melodía. ¿Piensa aprenderse algún año las cuartetas?
-Es que a Brochi (Ignacio Córdoba) y a mí nos las dan a última hora -ríe-. Pero prometo que este año me lo aprendo.
-¿Qué no se sabe de usted?
-Que el otro día fui a una matanza de cochinos. Soy un marroquí atípico, vale.
-Estamos en Tosantos. ¿Qué le gustaría que dijeran de usted después de muerto?
-Que dijeran ¡Se mueve, se mueve! -carcajadas-.
-¿Qué diría al mundo si le escuchase?
-¡Cabrones! ¡Dejad la guerra! O también: Si tu ganas, yo gano. ¿O era al revés? -ríe-. ¿Cómo era? Nunca lo recuerdo. Salud mundial para todos.
-Este no es el mejor lugar para defender la salud mundial.
-Pero sí la falta de dolor.
 

martes, 27 de octubre de 2009

hi ha vida, hi ha vida

Vida d'un gat




el seu pare era un vell gat gordo i coix
i sa mare una gata de carrer
i ell va néixer una nit sota la pluja
però sa mare morí al part
i el seu pare d'un infart
i va quedar abandonat pel mig dels prats
moriria de gana moriria congelat
però sort que era un gat i tenia set vides
no tenia ni pares ni un amic
ni un padrí de família que el cuidés
i així solitari justet amb uns dies de vida
va arrossegar el cos per un camí per la ciutat
però va ser en creuar una carretera
que un camió va i l'atropella en un pas zebra
però sort que era un gat i tenia set vides
i va sentir-se deprimit dèbil agobiat
tan esclafat sota el camió
veia que no podia que no podia respirar
però per res la vida no volia deixar

ferit i amb la por a la mort
va seguir una nena i la nena el va agafar
va acollir-lo en braços va posar-li un nom ridícul
se l'endugué a casa seva i va mostrar-lo a la família
però un pare sense escrúpols que l'agafa per l'esquena
i mentre renyava la nena el va tirar per la finestra
però sort que era un gat i tenia set vides
set pisos de caiguda i quedà viu sobre l'acera
rebentat i destrossat però hi ha més vides que l'esperen
hi ha vida hi ha vida

però aconseguí aixecar-se aconseguí caminar
aconseguí creuar la ciutat fins al port
i va va veure el mar i va veure un peix
va acostar-se al moll però va relliscar
i va caure a l'aigua va sentir-se perdut
ho tenia clar moriria ofegat
però sort que era un gat i tenia set vides
era patètic veure com s'enganxava a la vida
xapotejant cap a un barco que es llargava mar endintre
i aconseguí pujar-s'hi mig ofegat mort de pena
va passar tota la infància dintre d'un vaixell de pesca

set mesos després va desembarcar
en una terra estranya apocalíptica i ingrata
les cases mig destruïdes de gent morta o bé matant-se
i un merder de crits histèrics de terrors i focs i nervis
i de cop una bomba li va petar sota els peus
i va sortir volant pels aires despedint-se de la vida
però sort que era un gat i tenia set vides
i en aquell país de merda hi havia guerra hi havia guerra
i on reina la violència t'acribillen per la jeta
el cos ple de metralla que es es moria que es moria
quan va esdevenir un prodigi que ell no hagués esperat mai

una gata preciosa i piadosa el recollí
i amb el temps i unes carícies va curar-li les ferides
i es tirà follant els dies que passà en convalescència
però la gateta ocultava que estimava un altre gat
què dic un gat si allò era un tigre
que ho va descobrir unmal dia va jurar que els mataria
això era un lio de faldilles
però sort que era un gat i tenia set vides
imagineu aquella bèstia una espècie de legionari
reclamant com a venjança lenta mort pels dos amants
la gata quedà morta desgarrada a esgarrapades
i ell de què sino s'escapa perseguit com una rata

van acabar-se els tiros i eren temps de pau
de pau però misèria de penes i gana
i un dia el gat tornà a sentir que el seu cos levitava
que el seu cos desafiava tota llei de gravetat
per les potes l'agafaven i del terra l'aixecaven
i una veu il.lusionada que el mirava i exclamava
yujúúú família avui per dinar tenim gat a la brasa
però sort que era un gat i tenia set vides
va sortir per poter de miracle que no el pesquen
que no acaba com un plat de subsistència
a la postguerra hi ha gana hi ha gana

havien passat set vides però el gatet mai no es moria
la veritat no comprenia la gràcia d'aquesta vida
i ara tan sols s'arrastrava sols errava sols vagava
ara era un vell gatot de merda despreciat per tot el món
que era el pot de les hòsties que és que estava cremat
però hostia puta quina vida més perra que tenia
i per desgràcia era un gat i tenia set vides.

martes, 20 de octubre de 2009

Ladinamo

Las gentes de ladinamo.org, visiten su página, suscríbanse.


Pop y política I.

"Lola Flores y Raphael poniendo de pie a más de cuarenta mil gusanos en Miami. Julio Iglesias coreando “presidente, presidente” en un mitin de Aznar en Valencia en 1996. Loquillo diciendo entre lágrimas a Mercedes Milá que su abuelo fue anarquista y que, por eso, sólo dejará de votar al PSOE en la tumba. Andy y Lucas cantando en la inauguración de la urbanización del Pocero. Para callar a aquellos que creen que arte y compromiso no son compatibles, en “Pop y política” iremos recordando las más hilarantes y nefastas tomas de partido protagonizadas por cantantes y grupos de pop que viven su tiempo (que, por desgracia, es el nuestro) con especial intensidad."

aquí más

Agendazo gráfico en Port Royal


miércoles, 14 de octubre de 2009

No debiera de quererte (autobiografía en dos partes y unas letras sobre 'Ágora')


No debiera de quererte (autobiografía en dos partes y unas letras sobre ‘Ágora’)

Primera parte de la autobiografía: En los últimos cuatro años he perdido un trabajo, varias novias, un montón de dinero en compras fuera de mercado y compañías nada edificantes, mucha capacidad pulmonar, algunos carnés y gran parte de lo que fue mi identidad. También he visto a Oli marcar en Chapín y un 2-6 en el Bernabéu. Y he leído, mucho, comenzado a escribir esa novela una y otra vez, cantado en Cádiz en Carnaval, me he abierto una cuenta en feisbú, he subido al Machu Picchu y recorrido las arenas del Sahara. En el mismo tiempo, Alejandro Amenábar se ha gastado, bueno él solo no, 50 millones de euros en hacer Ágora.
Si me los hubieran dado a mí, a estas alturas yo sería un fiambre a subastar para el estudio forense, y no habría quedado pasta para rodar. Así que mejor dejarlo como fue. Y no digo todo esto porque valore una cinta en función de su presupuesto, ni a un director por el tiempo que se toma entre obra y obra. Me parece fantástico que se gaste lo que haga falta, y en este caso hacía falta bastante, y que se tome su tiempo. Todo el tiempo del mundo.

Segunda parte de la autobiografía: No estoy bautizado. Milito en una asociación de ateos y en una organización política de izquierdas. Aprendí a leer manchándome las manos con la tinta de los periódicos en una casa llena de libros, donde una estantería completa estaba reservada a la investigación marxista. Iba a clase de Ética. Mis primeras cintas fueron de Barón Rojo y Kortatu, y aún hoy soy capaz de cantar Hipócritas católicos de La Polla Récords sin equivocar la letra. Tengo amigos poetas, músicos, cultos y canallas. Frecuento un centro social autogestionado. Me apasionan la historia y la filosofía, también las de las religiones, devoro ensayos, novelas, manuales y prospectos varios cual papelones de pescaíto. Tanto me apasionan que intento convertirlas en mi profesión.
Pop supuesto, como decía aquel, “I wasn’t born yesterday, you know, I’ve seen movies”. Es decir, que he ido al cine. En otros tiempos incluso de manera enfermiza. Y cuando me gusta la película, me gusta mucho. Tanto me gusta a veces, que cuando abandono la sala me olvido de que soy fumador.

Crítica: Hay un claro problema desde el arranque de la película. En los primeros dos minutos se cuenta toda la historia, así que si se aburren pueden salir tranquilamente de la sala y dirigirse al bar a fumar, beber cerveza y esperar allí a su partenaire. Y ese subrayado de las primeras escenas está presente en toda la cinta, como si fuera necesario explicar dos y tres veces lo que sucede, como si el espectador fuese, digámoslo suavesito, cortito de entendederas. El clímax pedagógico se alcanza con la inclusión de textos del tipo “Hipatia era una mujer muy buena que vivió en tiempos turbulentos...”, más propios para su impresión masiva en las marquesinas de los autobuses urbanos en el auge de la campaña de marketing que como fácil recurso para hacer avanzar la narración o explicar aquello que no se ha logrado contar con imágenes.
Intenta Amenábar decir demasiadas cosas a la vez. Y se aturulla. Ágora no se hace larga, aunque lo sea, pero tampoco llega a ningún sitio. No entra de lleno en la biografía de Hipatia, y ahí hay una historia de las buenas; no alcanza como recreación histórica, pese a que el director se recrea en su cartón-piedra de qualité como si quisiera amortizarlo y camina aburrida y remarcadamente por las transitadas vías de la normatividad del cine de género; pretende hondura filosófico-política y ni siquiera es una pataleta maniqueísta; las presuntamente necesarias concesiones romántico-intimistas se ven lastradas por unos actores faltos de fuerza y una incoherente love story que pulula por la narración cual molesta mosca veraniega; los evidentes paralelismos con la contemporaneidad, que hubieran podido dar lugar a una reflexión política radical y/o sutil evocación metafórica, quedan diluidos por la insistencia en explicitarlos y la ausencia de análisis sobre el conflicto social del que la religión es en gran parte sólo una expresión; la denuncia sobre el patriarcado no encuentra correspondencia en la frialdad de la protagonista, perdida en un guión que parece invitarla a abandonar la escena; a la sucesión de imágenes de golpes, polvo y sangre, ya vistas en cienes y cienes de películas, les falta ira, pasión y originalidad; y su anunciada espectacularidad visual se reduce a unos repetitivos planos satelitales del Delta del Nilo y otros no menos repetitivos de la bóveda celeste (ya sabemos dónde está Egipto y que Hipatia fue una gran astrónoma, ya). Todo esto aderezado con una ruidosa e incongruente banda sonora que trasluce voluntad de epatar y sólo consigue enturbiar aún más la ya deshilachada narración.
Y pese a todo lo que intenta decir, o quizá precisamente por ello, se olvida o solo toca muy tangencialmente muchas otras cosas: Egipto como cuna del saber occidental, el conflicto político ateismo-politeísmo-monoteísmo, la relación metrópoli imperial-colonia, el definitivo enterramiento de la edad antigua y el cristianismo como pretendido punto final en la legitimación de la sociedad patriarcal, la tergiversación de la ira popular por parte del poder, la importancia y necesidad del saber histórico, ...

Ni chicha ni limoná. Ni profunda revelación filosófica ni revisitación palomitera del cine histórico clásico. La película se dejará ver en una sobremesa televisiva de zapeo y siesta, pero no creemos que el público de las multisalas, una vez captados los incautos reclamados por la intensa campaña de marketing, quede satisfecho tras dos horas de fracasado, frío y aburrido pseudopéplum. Una lástima, porque la combinación de buen material narrativo y director ambicioso con talento para las propuestas personales en lo estético podía haber dado lugar a una obra original, con garra, de esas que hacen que cuando sales del cine te olvides de que eres fumador.
¿Tienes fuego?

(aquí el director habla sobre su película)