Patricia Tourancheau, Libération
(disculpen posibles errores de traducción inexperta)
Julien Coupat, 34 años, supuesto jefe de la red de saboteadores del TGV (red de alta velocidad francesa), sigue encarcelado en la Santé. La cámara de instrucción de París decidió el viernes pasado que debe continuar en prisión, y accedió así al requerimiento de urgencia de la sala parisina. Un juez (juge des libertés et de la détention, JLD, en francés) ya había ordenado su puesta en libertad el pasado 19 de diciembre, tras la demanda de su abogada, Iréne Terrel, registrada tras el interrogatorio de Julien Coupat el 12 de diciembre por parte del juez de instrucción antiterrorista. Con su decisión de poner en libertad al 'sospechoso número uno', el JLD infligió un revés al procurador de la República (fiscal) Jean-Claude Marin, quien había otorgado una dimensión "terrorista" al "deterioro de las catenarias de los trenes de alta velocidad", y a la banda anticapitalista que supuestamente las había saboteado.
«Célula invisible»
La víspera de las comparecencias ante el juez, el 15 de noviembre, de los nueve detenidos en Tarnac y Ruán, el procurador les había marcado durante una conferencia de prensa. Predijo "veinte años de reclusión" para Julien Coupat, calificado de "dirigente de una estructura con vocación terrorista". Jean-Claude Marin denomina "célula invisible" al grupo en torno a Coupat en referencia al "Comité invisible" que firma el ensayo subversivo 'La insurrección que viene', ediciones La Fabrique, en el que se menciona el sabotaje: "Sabotear con consecuencias la máquina social implica hoy reconquistar y reinventar los modos de interrumpir sus recursos. ¿Cómo hacer inutilizable una línea de alta velocidad, una red eléctrica?".
El procurador subraya que el "escritor" de ese texto no es otro que Julien Coupat. Ante los medios, el fiscal ataca a este hijo de un médico jubilado y de una profesional de la industria farmacéutica, diplomado en una escuela de comercio (Essec) y en la escuela de altos estudios de ciencias sociales (EHESS), quien, a sus ojos, no es solamente un intelectual radical postsituacionista. Le acusa de ser "el líder carismático e ideólogo" de un grupo clandestino "anarco-autónomo", que "que da órdenes a otros para la comisión de actos violentos contra la policía" y que "quiere afectar a la organización del Estado por la lucha armada, no por la contestación".
La comunidad de vida de la granja de Goutailloux en Tarnac no era otra cosa que un "lugar de adoctrinamiento", "una base" de los "Invisibles". Allí fueron detenidos "los cinco del núcleo duro", sospechosos de haber colocado las ganzuas destructoras en las catenarias del TGV.
Mano dura
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La calificación como terrorismo de estos actos de sabotaje, que parecen pertenecer más bien al derecho común, ha suscitado vivas críticas desde las filas de la izquierda y la extrema izquierda, y la creación de comités de apoyo por toda Francia, y también en Alemania y Grecia (España, EEUU, Inglaterra, Bélgica, Italia, ...). La noche del 3 al 4 de diciembre, los teletipos de AFP desde Atenas citaban un pequeño atentado reivindicado por la "Conspiración de las células de fuego", en nombre de la "solidaridad con los camaradas franceses". El 19 de diciembre, también en la capital griega, la fachada del Instituto Francés fue alcanzada por un cóctel molotov y objeto de pintadass: "Libertad para los combatientes detenidos por el Estado francés", "Destellos en Atenas, incendio en París, es la insurrección que viene".
En París, los cuatro supuestos "malhechores terroristas" de Ruán fueron puestos en libertad inmediatamente después de su interrogatorio. Un signo de debilidad de la fiscalía. Después tres de los presuntos integrantes del "núcleo duro" de la "organización terrorista" fueron excarcelados. Sólo quedan Julien Coupat e Yldune Lévy en prisión.
La abogada Irène Terrel criticó la decisión de la corte de apelación, ya que "la detención provisional debe ser la excepción". "La sala ha instrumentalizado una vez más este procedimiento, con una detención prolongada anormal, justo en periodo vacacional y ante unos jueces que no conocen en profundidad la investigación".
El padre de Julien, Gérard Coupat, ha denunciado una voluntad de "humillar" a su hijo y de "intimidar a la juventud".
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