viernes, 15 de febrero de 2008

En prensa

Gasolineras flotantes en el Estrecho

El Estrecho de Gibraltar divide el Atlántico y el Mediterráneo con las míticas Columnas de Hércules: el Peñón al norte y el Monte Musa en la orilla sur. En la Antigüedad Clásica aquí acababa el mundo conocido, y hoy día sigue siendo frontera geográfica y económica para tantos inmigrantes que se dejan la vida en sus aguas mientras intentan alcanzar el mítico, e inexistente, El Dorado. Como todo punto fronterizo que se precie, las actividades que rozan la legalidad constituyen uno de los pilares de su economía. A los tradicionales contrabandos de personas, drogas y, no tantos lustros atrás, tabaco, la Bahía de Algeciras suma el dudoso honor de ser una de las principales zonas de la Unión Europea para el ‘bunkering’, una práctica que consiste en el abastecimiento de combustible desde un barco a otro en medio del mar, con el consiguiente ahorro de tasas frente a hacerlo en puerto. Son las conocidas como gasolineras flotantes.

La mecánica es sencilla, un buque con amplia capacidad para almacenar combustible se abastece en una de las refinerías de la zona y contacta con el buque-cliente en pleno Estrecho. Allí se rellenan los tanques del segundo mediante un sistema de mangueras. No existen estadísticas sobre los posibles vertidos, pero una parte de los hidrocarburos escapan y van a parar al mar. Con todo, el mayor problema no es el goteo constante de pequeñas cantidades de fuel sino el riesgo de que uno de estos buques cisterna, sobre cuya seguridad las asociaciones ecologistas manifiestan muchas dudas, tenga un accidente mientras transporta una carga de tan alto potencial contaminante. “Lo que sorprende es que en una zona con tanto tránsito, unos 90.000 barcos al año (aproximadamente el 10% del tráfico marítimo mundial), esta práctica no haya provocado un accidente más grave”, explica Pilar Marcos desde WWF/Adena.

El mecanismo para evitar estas posibles catástrofes es el Plan Nacional de Salvamento Marítimo y Lucha contra la Contaminación 2006-2009 del Ministerio de Fomento, con una dotación presupuestaria de más de mil millones de euros y que prevé contar con una plantilla de 1.600 personas para salvamento marítimo en 2009. Desde el Ministerio se acentúa “la escasez de medios en esta materia con la que nos encontramos al llegar al Gobierno”, lo que supuso que en un principio se redactara un llamado Plan Puente, del que el actual es continuación.

El impacto económico de la industria portuaria del área del Estrecho equivale al 7,7% del total del PIB andaluz, según un estudio del Departamento de Teoría Económica y Economía Política de la Universidad de Sevilla, dato que se verá aumentado cuando el macropuerto Tánger-Med funcione a pleno rendimiento. Los buques que repostan en esta zona aprovechan por un lado las ventajas fiscales que ofrecen Gibraltar y Ceuta y por otro se ahorran el pago de tasas que supone recargar combustible en puerto. La asociación ecologista más activa en la comarca del Campo de Gibraltar, Verdemar-Ecologistas en Acción, calcula que en las aguas junto al Parque Natural del Estrecho se expenden anualmente unos siete millones de toneladas de combustible. Por su parte, Greenpeace sitúa entre diez y veinte el número de buques que realizan a diario operaciones de repostaje. De lo rentable de esta peligrosa práctica da fe el dato que proporciona Verdemar de que dos de cada tres barcos que acuden a repostar a la zona del Estrecho lo hacen en la mar y evitan entrar a puerto.

El asunto ha llegado ya hasta el corazón de la Europa comunitaria. Tras el accidente del buque frigorífico ‘Sierra Nava’ en la Bahía de Algeciras el 28 de enero del pasado año, el eurodiputado verde David Hammerstein realizó una pregunta a la Comisión Europea sobre el repostaje marino y los vertidos en la Bahía de Algeciras y un llamamiento a las autoridades comunitarias para que tomasen medidas y prohibieran la práctica del ‘bunkering’, hasta ahora sin resultados. A esta reivindicación se suman asociaciones ecologistas como Greenpeace, WWF/Adena o Verdemar. Esta última ha solicitado una entrevista con el presidente del Gobierno para exponerle los peligros del ‘bunkering’ y denuncia como “algunos políticos españoles se benefician de esta práctica”. Desde Verdemar se apunta a la empresa Ducar, “que está suministrada por una gasolinera flotante de la empresa Vemaoil”, explica el portavoz, Antonio Muñoz. En esta empresa, afirma, participa un político nacional, lo que le lleva a hablar de “atropello”, aunque matiza “si bien no sabemos si será ilegal, al menos es moralmente cuestionable”.


Aguas compartidas
En estas aguas que comparten Gibraltar, España y, en menor medida, Marruecos, el combustible es suministrado principalmente por tres empresas, la citada Vemaoil Company Ltd, Aegean Bunkering Gibraltar Ltd, con sede en la Roca, y Cepsa, que recoge con buques de tipo gabarra el fuel en la refinería que tiene en la vecina localidad de San Roque y lo lleva hasta Gibraltar y de allí a los barcos para su repostaje. El problema del no reconocimiento por parte de España de las aguas territoriales de Gibraltar y la “indefinición política“ en torno al Peñón, en palabras de Pilar Marcos, agravan “el descontrol que hay en el Estrecho, del que se aprovechan los buques“. La solución, para ella, pasa por “cumplir con los rigurososo protocolos de la Organización Marítima Internacional, algo que ahora no está garantizado“. Para Sara del Río, de Greenpeace, “la responsabilidad es del Gobierno de Gibraltar, pero también de las empresas españolas que se aprovechan de su permisividad para el negocio”.

El futuro político de la Roca está siendo tratado en el llamado Foro Tripartito (España, Reino Unido y Gibraltar) en diversas reuniones que de momento han dado como resultado los Acuerdos de Córdoba, considerados por el Ministerio de Asuntos Exteriores como “un paso histórico” dentro del largo contencioso desde la ocupación del Peñón por una flota anglo-holandesa el 4 de agosto de 1704 durante la Guerra de Sucesión española. El ministro Miguel Ángel Moratinos ha afirmado recientemente que el problema de los riesgos medioambientales en el Estrecho será “prioritario” en la próxima reunión. Mientras, las Columnas de Hércules se siguen manchando de fuel.

(en Público, 6-2-2008)

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