viernes, 9 de octubre de 2009

Venezuela según 'El País'

Venezuela, Venezuela, Venezuela hasta en la sopa. Quién lo diría. Un país que hasta hace poco más de diez año apenas si alcanzaba a ser conocido en España por la belleza de sus mujeres y la extensa cantidad de telenovelas que ofrecían desde allí al espectador español, a día de hoy es casi una Comunidad Autónoma más de España para la prensa. No hay día en que algún medio español de los de mayor tirada no publique alguna noticia u opinión sobre Venezuela. De hecho, si comparamos la cantidad de noticias, artículos, editoriales, etc., que la prensa española suele publicar a diario sobre la realidad política de comunidades como Andalucía, Extremadura, Asturias, Castilla la Mancha, etc., con la cantidad de noticias, artículos, editoriales, etc., que se publican sobre Venezuela, casi que acabaríamos por tener que reconocer que lo que ocurre a nivel político en Caracas es de mayor importancia para la prensa española que lo ocurre en Sevilla, Badajoz, Oviedo o Toledo. Venezuela es ya tan familiar que el día que no se publique algo sobre ella, seguro que lo echamos de menos y todo. Y sin embargo, he ahí lo curioso, nunca antes los ciudadanos del Estado Español habíamos estado más desinformados de lo que ocurre de veras en Venezuela. Nada sabemos, excepto aquello que interesadamente nos quieren contar nuestros medios para descalificar por activa y por pasiva, sea mediante noticias ciertas o directamente inventadas, al gobierno de Chávez. De todo lo demás, sea bueno o sea malo, pero sobre todo si es algo que pudiera ser interpretado por el lector de manera o más o menos positiva, ni una palabra.

Las crónicas, noticias y opiniones que se publican sobre Venezuela a diario, cada día recuerdan más a las crónicas, noticias y opiniones que se pudieran publicar de cualquier país en guerra. Venezuela está en guerra y el mundo sin haberse enterado aún, parece ser la consigna mediática que mueve los hilos en las redacciones de los principales medios de la prensa escrita española, y específicamente del diario El País. Estudiantes y opositores en huelga de hambre, presos políticos que purgan su disidencia en las cárceles, manifestaciones pacíficas de la oposición reprimidas violentamente, cierres masivos de medios de comunicación, prohibición de series de televisión, terremotos y otras catástrofes naturales, tiroteos en las calles, inseguridad ciudadana, secuestros de empresarios, secuestros de bancos, escalada armamentística en el país, desabastecimiento de alimentos, prohibiciones de refrescos inocuos, declaraciones de guerra a videos juegos violentos, penalización de las protestas ciudadanas que pasan a ser delito por ley, amenazas a gigantes farmacéuticos, críticas internacionales al rearme venezolano, denuncias de venta de armas a grupos “terroristas”, leyes mordaza, catastrófica situación económica, detenciones masivas de opositores, criminalización de las ONG, relaciones peligrosas con los países del eje del Mal, narcotráfico a gran escala, expropiaciones masivas de intereses legítimos, autoritarismo dictatorial alarmante, ataques a los derechos humanos, dramáticos llamamientos a la comunidad internacional contra el avance de la dictadura, veto a cantantes internacionales, existencia de grupos “terroristas” extranjeros en el país convertido en un narco-santuario, asesinatos de opositores, amenaza constante de crisis económica, adoctrinamiento infantil, implantación forzosa de la cultura chavista, linchamientos ilegales en las calles, desastrosa gestión gubernamental de los recursos del país, prisiones que son las más peligrosas de América Latina, dependencia petrolera, etc., esa es la realidad venezolana que nos cuenta cada día el diario El País. La de un país caótico, un país en guerra, un país que vive sometido por una cruenta dictadura que además no es capaz de proporcionar nada positivo al pueblo venezolano. Todo es ruina, miseria, catástrofes, prohibición, represión, muerte, asesinatos, encarcelamientos, sangre, hambre, pobreza, en un palabra: caos. Que, como recordaba hace unos meses Vicenç Navarro en uno de sus magníficos artículos sobre el trato mediático que la prensa española da a Venezuela, el Gobierno de Chávez haya sido uno de los pocos gobiernos que ha conseguido sobrepasar el objetivo del programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (de reducir la pobreza extrema a la mitad), disminuyéndola de un 25% de la población en el año 2003 a un 7,6% en 2007, que haya sido también uno de los países de América Latina que haya reducido más las desigualdades y el desempleo, que ha incrementado más el número de beneficiarios de la Seguridad Social, doblándolo, que ha reducido su deuda pública más extensamente, pasando de un 30% del PIB a un 14%, y que ha tenido un mayor crecimiento económico, con una tasa promedio del 10,4% durante los últimos 20 trimestres, habiendo aumentado su PIB de 99.000 millones de dólares en 1999 a 227.000 en 2007, nada de eso importa. Todo lo que hace Chávez es prohibir, amenazar, reprimir, expropiar bienes legítimos, comprar armas sin ton ni son, llevar al país a la bancarrota, y nada más. Tampoco en Venezuela, por supuesto, ocurre nada al margen de Chávez. Así que todo lo que ocurre en Venezuela es eso. Venezuela es un país caótico, su gobierno es un gobierno dictatorial e ineficiente, sus calles son un campo de batalla constante y todo aquello que sucede por allí es siempre algo negativo. Es, como digo, un país en situación de guerra: la “guerra venezolana”. Una guerra a la que, por supuesto, se le ha de dar una cobertura diaria, con su parte correspondiente.

En el día de hoy, martes 6 de Octubre de 2009, hemos vuelto a tener publicada nuestra ración, cómo no, de la guerra venezolana. “La violencia desangra Caracas”, publica el diario El País esta mañana. “La capital de Venezuela se ha convertido en la segunda ciudad más peligrosa del mundo, después de Ciudad Juárez y por delante de Bagdad, según un estudio de la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública”. Ya se pueden imaginar el resto de la crónica: Caracas es un paraíso para los delincuentes y asesinos, los jóvenes son asesinados a sangre fría por sus propios amigos, las madres lloran impotentes a sus hijos, las armas se compran como rosquillas en cualquier esquina de la ciudad, lo que hace el gobierno para combatir los crímenes no sirve de nada, y bla, bla, bla. Cualquier español de bien que tuviese pensado ir a Caracas en las próximas fechas, mejor que vaya cambiando de idea. Pueden incluso sopesar la posibilidad de cambiar su billetes por una rápida visita a la ciudad de Bagdad, cualquier lugar es más seguro que Caracas y su guerra. Nadie está negando aquí que lo índices de inseguridad ciudadana en la capital Venezolana no sean extremadamente elevados y preocupantes. También los eran antes de que Chávez llegase al poder y no por eso El País se dedicaba a publicarlos cada poco tiempo en sus páginas. También los son en la inmensa mayoría de ciudades importantes de América Latina y no por ello El País dedica un reportaje a la inseguridad ciudadana en cada una de ellas. También es cierto que la inseguridad ciudadana no es precisamente una de las preocupaciones principales de los cubanos o de los turistas que visitan la isla, y no por ello El País publica reportajes alabando la política cubana a este respecto. También lo es que la ciudad de Nueva Orleans, así como muchos suburbios de los EEUU, son lugares tanto o más peligrosos que la ciudad de Caracas, y tampoco se ve a El País preocupado en exceso por ello. Pero es que Venezuela es diferente, Caracas es diferente. Todo lo que pueda ocurrir allí a este respecto no es fruto de la delincuencia común, sino las consecuencias de un país en guerra, de ahí la constante atención mediática que requiere. Venezuela es un país caótico y por eso muere tanta gente en sus calles: he ahí la consigna a leer entre líneas. Resulta curioso también que, sin embargo, El País no publique prácticamente nada acerca de las continuas detenciones que la policía venezolana viene haciendo de gran cantidad de estos asesinos (muchos de ellos, además, vinculados con el paramilitarismo colombiano), pero que cuando publica algo al respecto sea para informarnos de algo así como que “un tiroteo deja diez muertos en Caracas”. Si las detenciones son pacíficas, por muy numerosas o importantes que sean respecto de la peligrosidad de los detenidos, no hay noticia que publicar. Si las detenciones son poco menos que una batalla campal, hay noticia. Venezuela es un país en guerra. Eso sí, la detención de cualquier grupo de sicarios en México es automáticamente noticia, haya habido o no violencia de por medio. Qué decir si los detenidos son miembros de las FARC en Colombia: no es noticia, es notición de portada. Pero Venezuela es diferente, en Venezuela todo lo que se publica al respecto tiene que venir manchado de sangre, de caos, de desconsuelo, de miseria, de hambre, de pobreza, de represión; o no hay noticia.

Ayer mismo, cosa curiosa, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hacía público un informe sobre el nivel de la calidad de vida en los diferentes países del mundo con datos del año 2007. Noruega encabeza la lista. Un país, por cierto, gobernado por una coalición de izquierdas reelegida recientemente. Venezuela, la caótica y bélica Venezuela, obtuvo un importante progreso en materia de calidad de vida al colocarse en el puesto 58 a escala mundial, subiendo 14 puestos respecto del puesto 72 que ocupaba en ese mismo informe para los datos del año 2006. En un solo año habría conseguido ascender 14 puestos en la lista. El diagnóstico mundial del bienestar, que la ONU evalúa desde hace veinte años, estudia diferentes variables del desarrollo humano como tendencias demográficas, economía y desigualdad, así como educación y salud. El informe fue presentado en Bangkok por la Comisión Económica y Social de Naciones Unidas para Asia-Pacífico. La noticia, el editorial o el artículo de opinión que El País tiene que publicar a diario sobre Venezuela, bien podría haber informado hoy acerca de la presentación de este informe y los logros alcanzados, según indica el mismo, por Venezuela. Pero no, El País tenía que deleitarnos con un “reportaje” sobre la violencia en Caracas. Podrían incluso haber optado por combinar ambas informaciones, pero tampoco, del informe de marras no se escribe una sola palabra en la sección dedicada a Venezuela. Claro, qué a ver como hubieran podido explicar a sus lectores que ese país caótico que es Venezuela, pueda subir año a año en un informe sobre calidad de vida y bienestar ciudadano. Y no podrán argumentar desde El País que conocían la presentación del Informe, pues ellos mismos le han dado cobertura esta mañana en sus páginas: “La calidad de vida en España se mantiene, según la ONU”. Claro, lo que interesa al lector español del informe es la situación que en él se recoge para España. Pero digo yo que ya que la prensa española viene tratando a Venezuela con esa especial dedicación, se le podría dar también un espacio para estos temas ¿no? Obviamente no. Nada que pueda inducir al lector a pensar que la “guerra venezolana” es un invento de la prensa española, puede ser publicado. Lo que me ha extrañado es que no hayan quitado la referencia a Venezuela en la noticia que han publicado sobre el informe. Seguramente en la redacción de El País alguien habrá recibido hoy un toque de atención por ello. ¡Que pase cuanto antes el día y que se pueda perder de una vez esa información de la vista del lector! Pero no se preocupen señores de El País, el lector medio de su diario no caerá si quiera en pararse a reflexionar cómo es posible que en un mismo día, y en un mismo medio, se publique una noticia que hable sobre lo muy peligrosa que es Venezuela para los venezolanos, y otra que hable sobre el aumento de la calidad de vida en dicho país, tomando para ello, entre otras variables, el aumento en la esperanza de vida como una de las medidas que han hecho posible tal aumento en la calidad de vida del venezolano medio. Siempre será más entretenido leer el parte de guerra venezolano que informes del tres al cuarto sobre asuntos de calidad de vida que no interesan ni al que escribe la noticia.

Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Rebelión

1 comentario:

  1. Pablo, no hablo de datos, cifras o estadísticas.Hablo de lo que he visto en 15 días que ha sido un pais precioso, con unos paisajes increíbles y una diversidad asombrosa. Pero también he visto a una sociedad hastiada, cabreada y no muy contenta, la verdad. He visto muchos recursos mal administrados y mucha violencia. He visto y sobre todo oido a un presidente payaso, con un discurso belicista y absolutamente intolerante. O estás conmigo o estás contra mi. He visto mucha propaganda, mucho aparato del estado y mucho uniforme. He oido mucho discurso barato, palabras vacías y mucho cuento. Sencillamente he visto muchas cosas que no me han gustado y probablemente a tí tampoco.Te lo aseguro.

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