jueves, 20 de agosto de 2009

Humor (o porque, a veces, me gusta leer el periodico)

Reconozcámoslo, los ingleses son raros. No es sólo su necesidad de tomar el sol durante 18 horas seguidas o su manía de comprarse sombreros mexicanos cuando visitan nuestro país (un día habrá que investigar esta última cuestión), o sus ditirámbicas despedidas de soltero: hay mucho, mucho más. Ahora bien, su sentido del humor es magistral, en eso estaremos todos de acuerdo. Y si no, pongamos un ejemplo muy ilustrativo (y absolutamente real) que causó furor en la Red hace unos meses: resulta que alguien en el penal de alta seguridad de Whitemoor, al sur de Gran Bretaña (www.hmprisonservice.gov.uk), pensó que a los convictos podría hacerles gracia un cursillo de comedia stand-up (lo que aquí llamamos monólogos). El curso en cuestión valía 8.000 libras pero, qué demonios, los chavales se lo merecen todo y ¿para qué están los penales de alta seguridad? Se abrió la inscripción y se apuntaron unos cuantos presos. El curso empezó y a los tres días el mismísimo secretario de Justicia, Jack Straw, ordenó su clausura fulminante. ¿Por qué? Resulta que entre los aspirantes a comediante había dos asesinos, y -ojo al dato- un miembro de Al Qaeda. Este último, Zia Ul Haq, de 29 años de edad, detenido cuando con algunos colegas ultimaba un plan para remodelar Londres con unas cuantas bombas, sucias para más señas (de esas cuyo efecto no se quita con unos kleenex y una pastilla de jabón, al contrario de lo que sucede con la gripe A).

De los asesinos nadie se había quejado, faltaría más, pero del tío de Al Qaeda, sí. Seamos sinceros, ¿de qué se va a reír un hombre que cree que volándose por los aires va a llegar a un sitio donde hay 72 vírgenes esperándole? La primera clase debió de ser memorable: "Bueno, ¿alguien tiene alguna pregunta antes de empezar? Tú, el de la última fila, el aprendiz de terrorista". "Sí, sólo quería decir que si alguien dice algo malo u ofensivo o cómico de Alá, Mahoma, la yihad, Bin Laden, Mohamed Atta, el mulá Omar, los talibanes, los musulmanes, los turbantes, los kebabs, los burkas, el imán Jomeini o el calor que hace en Afganistán me veré obligado a matarlo. Gracias".

Es público y notorio que en Al Qaeda nadie se ríe, excepto si explota algo, así que lo del señor Ul Haq merece un respeto. Quién sabe, dentro de 18 años (pena a la que fue condenado), cuando salga de prisión podría ser terrorista de día y comediante -con diploma- de noche: una doble vida impenetrable. Nadie sabría que el tipo que te estaba contando chistes ayer por la noche sería el mismo que intentaría hacerte volar por los aires a la mañana siguiente. Y sin ni siquiera haber dormido. Todo un cerebro del crimen el tal Ul Haq, no cabe ninguna duda.

Obviamente los periódicos británicos (www.guardian.co.uk, www.timesonline.co.uk, www.telegraph.co.uk) hablaron largo y tendido del tema, y por una vez hicieron bien. Reconozcámoslo: si esto llega a pasar en España se hubiera montado el berenjenal del siglo (sólo cambien Al Qaeda por ETA y Ul Haq por Urrusolo Sistiaga). A lo mejor entonces no nos haría tanta gracia, aunque tenerla, la tiene.

Toni García, El País

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